Aquí te comparto una de mis recetas favoritas cuando quiero comer pan y no caer en la panadería.
Porque sí, a veces el antojo aparece. Esa necesidad de algo tibio, esponjoso, que te dé esa sensación de "pan real". Pero también sé lo que me pasa cuando cedo a la tentación del trigo: inflamación, pesadez, falta de energía... y no tiene sentido.
Por eso, hace tiempo decidí eliminar las harinas de trigo de mi alimentación. Y no fue una decisión impulsiva, sino informada y consciente. Hay muchas razones de fondo, tanto a nivel personal como nutricional, por las cuales prefiero evitar el trigo, especialmente en su forma refinada.
Estos pancitos son bajos en carbohidratos e ideales para quienes siguen una alimentación libre de gluten. Son esponjosos por dentro, con una corteza firme, y perfectos para usar como panes de hamburguesa o para acompañar tus comidas favoritas.
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¿Por qué evito las harinas de trigo?
- Inflamación y malestar digestivo: el gluten presente en el trigo puede generar inflamación intestinal incluso en personas no celíacas. En mi caso, notaba hinchazón, digestión lenta y malestar general después de consumir productos de panadería tradicionales.
- Evitar picos de glucosa: el trigo tiene un índice glucémico alto, lo que significa que eleva rápidamente el azúcar en sangre, generando subidas y bajadas de energía, antojos constantes y dificultad para mantener una alimentación balanceada.
- Mejorar la salud intestinal: muchos de los compuestos del trigo moderno, como las lectinas y los inhibidores enzimáticos, afectan la mucosa intestinal y pueden alterar la microbiota, que influye directamente en nuestro sistema inmune, estado de ánimo y metabolismo.
- Optar por opciones más nutritivas: en lugar de harinas vacías, prefiero usar harina de almendras o lino/ linaza, que me aportan fibra, grasas saludables y saciedad real.
Este tipo de recetas no solo me ayudan a mantenerme alineada con mi estilo de vida libre de gluen y sin azúcar sino que me hacen sentir bien. Comida que nutre, que no inflama, y que además se disfruta de verdad. Mi marido es un fanático de este pan y el también ha cambiado su alimentación en casa.
Ingredientes (6 a 8 unidades)
- 300 g de almendras con piel (o harina de almendras si prefieres)
- 30 g de psyllium en polvo
- 1 cucharadita de polvo de hornear
- 2 cucharaditas de sal (preferentemente sal rosada del Himalaya)
- 2 cucharaditas de vinagre de manzana
- 3 claras de huevo
- 225 ml de agua hirviendo
Preparación
Precalienta el horno a 180°C. Cubre una bandeja con papel manteca o una lámina de silicona para hornear.
Prepara la harina de almendras: si usas almendras enteras, tritúralas en una licuadora o procesador potente hasta obtener una harina fina. Evita sobreprocesar para que no se forme pasta. O bien compra la harina directamente en algún lugar de confianza y asegúrate de que sea harina de almendras.
Mezcla los secos: en un bol grande, mezcla la harina de almendras, el psyllium, el polvo de hornear y la sal. Asegúrate de deshacer cualquier grumo.
Agrega los líquidos: incorpora el vinagre y las claras de huevo. Mezcla bien con una espátula o cuchara de madera hasta que se integren.
Añade el agua hirviendo poco a poco mientras mezclas enérgicamente. La masa será bastante pegajosa y húmeda. Deja reposar unos 5 minutos para que el psyllium absorba el líquido y espese la mezcla.
Forma los pancitos con las manos ligeramente húmedas, divide la masa en 6 a 8 porciones y dales forma de bolitas y colócalas en la fuente. Podes aplastarlas suavemente si las prefieres estilo pan de hamburguesa.
Hornea durante 45-50 minutos o hasta que estén dorados y al golpear la base suenen huecos.
Deja enfriar sobre una rejilla antes de cortar o guardar.
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Consejos
- Guarda los panes en la heladera hasta por 5 días, o congelalos individualmente para tener siempre a mano.
- Podes darles forma alargada para hacer pequeños panes tipo baguette o verter la masa en un molde de pan para hacer rebanadas.
- Si no tienes psyllium, no hay un sustituto exacto, pero podrías probar con linaza molida (aunque la textura cambiará).
- Podes decorarlos antes de hornerarlos con unas semillas por encima.
¿Estás lista para disfrutar de este pan? Son una delicia con palta, queso crema o simplemente con Ghee o manteca derretida.
Conclusión
Comer rico, cuidar tu cuerpo y respetar tus necesidades no tienen por qué estar en conflicto. Elegir dejar el trigo no es una renuncia, sino una oportunidad de descubrir nuevas formas de alimentarte, con ingredientes que realmente nutren y te hacen sentir bien.
Estos pancitos se convirtieron en un clásico en mi cocina: fáciles, versátiles y tan ricos que no extraño para nada el pan de panadería. Si estás en un camino similar, te animo a probarlos. Tal vez te sorprendas con lo bien que se siente elegir desde el amor propio, y no desde la restricción. Te animo a probar, cambiar ingredientes con lo que mejor te siente a vos y disfrutar del proceso de la preparación, porque lo que está hecho con amor y dedicación funciona de igual manera en tu cuerpo.
¿Te animás a probarlos?
Contame cómo te fue con la receta o si hiciste alguna variante. Y si te gustó, compartila con alguien que esté buscando alternativas más saludables sin resignar sabor.
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